Peter
Cushing (1913-1994) fue un actor británico de teatro, cine y
televisión mayormente conocido por sus numerosos papeles en
películas de terror producidas por la legendaria Hammer
Films durante
las décadas de 1950, 1960 y 1970. En tal guisa encarnó a famosos
personajes del género como el doctor Víctor
Von Frankenstein
de la saga homónima, Abraham
Van Helsing
de Drácula y John
Banning
de La Momia, mientras que en 1977 realizó otro memorable trabajo
interpretando a Wilhuff
Tarkin
en la taquillera Star
Wars.
Pero también se lo vio -y mucho- como Sherlock Holmes, papel para el
cual estaba naturalmente dotado gracias a su parecido físico con el
detective ideado por Arthur Conan Doyle. No sólo lo demuestran las
descripciones textuales del canon original, sino que dicha semejanza
se comprueba observando las ilustraciones del Strand
Magazine
publicadas entre 1891 y 1927. Y si acaso la sola fisonomía no era
suficiente, Cushing sumaba además una mirada fría, cierto aire
distante y modos muy ingleses “de ciudad” casi perfectos para
llevar adelante el personaje.
El
repertorio de ocasiones Cushing-Holmes en interacción abarca una parte no menor de la carrera actoral en cuestión, comenzando con
El sabueso de los
Baskerville
(1959), seguramente la más célebre de sus interpretaciones
sherlockianas, en especial para quienes hayan visto televisión
durante las décadas del setenta y ochenta. Su labor al respecto
continuó en 1968 encabezando 16 episodios para la segunda
temporada de la serie Sherlock
Holmes,
(1) producida por la BBC de Londres. La saga de nuestro interés tuvo conclusión en 1984
con su papel en la película Las
máscaras de la muerte,
realizada cuando el actor ya contaba con 70 años de edad.
Exceptuando este último caso, tanto el filme de 1959 como la serie
pertenecen al raro y escaso grupo de producciones que cuidaron con
cierta meticulosidad los detalles canónicos, incluyendo tramas,
escenarios y objetos. Y las pipas, afortunadamente, no fueron una
excepción.
En
el transcurso de la película y los capítulos seriales Cushing
utiliza prácticamente todo el repertorio de modelos descritos por
Conan Doyle, a los que se agregan algunos menos clásicos pero
interesantes. Podemos ver en la pantalla pipas de arcilla y de
madera, en formatos rectos, semi curvos y curvos, desde estilos bien formales hasta otros bastante vanguardistas para la época (como el
espécimen de boquilla alargada y caño metálico en la foto blanco y
negro). El mencionado esmero sobre los pormenores objetuales se pone
de manifiesto durante la realización del primer filme, cuando Holmes
enciende su larga cherrywood
tomando cierta brasa de la chimenea con una pinza especial. Así tal
cual lo describen Doyle y las consecuentes ilustraciones del Strand
Magazine,
aunque hay un pequeño desajuste de títulos: según la saga
literaria, dicha situación no ocurre en El
sabueso de los Baskerville
sino en Copper
Beeches.
Cosas del cine: no siempre se puede ser absolutamente fiel a los
libros en tiempo y forma, aunque el intento es más que válido en
este caso.
En 1994, a poco de morir Cushing, varias de las pipas por él utilizadas fueron subastadas en la firma Phillips y adquiridas por un coleccionista, quien las colocó en exhibición junto con otros objetos del mismo tenor. Vemos allí arcillas, brezos y el audaz ejemplar con caño metálico, todo ello como postrer homenaje museológico privado para el actor tan recordado por su labor -más que correcta- dando vida al gran detective de Baker Street.
Notas:
(1) En la primera temporada el papel le correspondió a Douglas Wilmer.
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