¿Le molesta el olor del tabaco
fuerte?, pregunta Holmes. Yo mismo fumo siempre Del Barco, responde
Watson. Dicho diálogo constituye la primera referencia tabaquística
del canon sherlockiano, apuntada en las páginas iniciales de Estudio
en Escarlata (1). Durante décadas, la cita en cuestión ha
despertado mucha curiosidad entre expertos, historiadores, críticos
literarios y lectores en general. Los interrogantes son tan naturales
como obvios: ¿qué era ese producto de nombre enigmático y
pintoresco? ¿Por qué razón se llamaba Del Barco un simple tabaco
para pipa? (2) En principio, parece tentador relacionar semejante
apelativo con alguna marca simbolizada por la imagen de un navío,
pero su origen -que no tuvo ninguna motivación industrial o
comercial- es mucho más antiguo. Básicamente hablamos de cierta
manufactura casera realizada durante siglos por los hombres de mar a
bordo de sus mismos buques, aprovechando algunos insumos muy típicos del lugar y la época: tabaco, agua, sogas y lona. Dicho
de otra manera, se las arreglaban con lo que tenían a mano.
Aunque existen numerosas menciones en
textos de los siglos XVIII y XIX, la mejor explicación sobre el
modo de preparar tabaco Del Barco aparece a comienzos del siglo XX,
cuando un cronista incidental describe muy bien las labores
involucradas en el proceso (3). En sus palabras, el bloque de hojas
enteras se moja primero y se envuelve en lona de barco (...) A
horcajadas (entre las piernas) el marinero le va ajustando una soga
alrededor hasta que la lona queda completamente cubierta. Luego
define el resultado visual como un "torpedo" de tabaco compacto que
lógicamente debía ser cortado y desmenuzado antes de fumarse.
Afortunadamente se conservan algunos escasos pero muy ilustrativos
testimonios fotográficos del producto terminado, tal cual se observa
en las dos imágenes arriba de este párrafo. En una podemos ver el
"torpedo" completo (con cierta etiqueta que muestra su
nombre alternativo Naval Corded Plug) y en la otra se aprecia a dos
marineros en plena faena de elaboración sobre la cubierta de lo que
parece ser un buque de guerra británico.
Si bien ya no hay Del Barco hecho a la
usanza marina de antaño, aún se puede conseguir alguno de sus
émulos en la modalidad denominada twist o rope, es decir "giro"
o "soga", que consiste en una especie de salchicha de
tabaco prensado. El producto -siempre de manufactura rústica- es
bastante abundante en el sur de Brasil, Paraguay, el norte de
Argentina y Uruguay, por lo cual me propuse conseguir un ejemplar
emblemático para su evaluación, en este caso proveniente de la
provincia argentina de Misiones. Primeramente procedí a cortar la
salchica en "monedas" angostas para después desmenuzarlas
en copos. Ya en la pipa tuvo alguna que otra tardanza para completar
su encendido (posee un grado de humedad bastante alto), pero una vez
caliente no hubo problemas para saborear su humo espeso, corpóreo,
bien acorde con los aromas que recuerdan a la carne o los embutidos
en combustión junto con un marcado toque mineral. Sin dudas tiene
todas la características de los tabacos intensos, con mucha
presencia, aunque no es tan áspero ni picante como aparenta; más
bien se trata de un contundente "bloque" de sabor. Su
silueta tampoco esconde sutilezas dulces o especiadas: es honesto y
directo de principio a fin.
Arthur Conan Doyle trabajó algunos
años como médico en naves de la marina mercante. Seguramente por
eso tuvo un contacto directo con este viejo tabaco de los mares, al
que luego plasmó en sus escritos.
Notas:
(1) Varios años después de aquella
alusión temprana, el tabaco Del Barco (ship's tobacco) vuelve a
aparecer en la historia El negro Peter. Su vínculo con la
vida náutica se hace aquí mucho más evidente: quien lo fuma es un
viejo marinero con larga trayectoria en buques balleneros.
(2) En esos tiempos, la expresión Del
Barco se hacía extensiva para cualquier producto consumido por el
gremio naval. Un caso emblemático es el ron, bastante recurrente en
crónicas antiguas y del que aún subsisten algunos émulos meramente
nominales.
(3) The Handyman afloat and ashore
(George Goodenough, UK, 1901)