221pipas, la monografía

Sobremesa en el restaurante Goldini con curaçao y cigarros italianos (degustación)

Durante el relato Los planos del Bruce-Partington, Holmes se reúne con Watson en el restaurante italiano Goldini, de Kensington Road. Dicho encuentro se produce luego de la cena del primero (Watson llega más tarde), por lo cual no comparten la comida completa sino sólo una sobremesa bien regada con café y curaçao. En ese momento el detective le sugiere al doctor lo siguiente: pruebe uno de los cigarros del propietario. Son menos venenosos de lo que parecen. La afortunada escena plasmada en el texto resulta invalorable al enunciar varios retazos sobre las costumbres gastronómicas y tabaquísticas en el Reino Unido decimonónico. Son tres los ejes centrales para el análisis considerando el contexto urbano de Londres a fines del siglo XIX: la existencia de locales gastronómicos italianos, el consumo de licores exóticos y la posibilidad de que alguien tan compenetrado con las tradiciones inglesas como Sherlock Holmes (o sus contemporáneos en la vida real) fumase toscanos u otros prototipos cigarreros peninsulares. Con el fin de reforzar la argumentación histórica realicé también una cata actual de los productos involucrados.


Los emprendimientos gastronómicos italianos en la antigua metrópolis londinense están ampliamente documentados y se sustentaban por sí mismos gracias a la numerosa colectividad allí presente. Con todo, no hay ningún registro sobre alguno en particular llamado Goldini, por lo que no sería más que un nombre imaginario creado por Doyle (1). Tampoco debe extrañar el consumo de curaçao, un licor originario de la isla y colonia holandesa homónima del Caribe. Se obtiene por una triple destilación de cáscaras de naranja y su abundancia en las tiendas europeas de antaño puede equipararse a muchas otras bebidas espirituosas igualmente populares en la época. Los cigarros italianos parecen conformar una hipótesis menos probable, pero de hecho no es así: para 1900 ya funcionaba en Londres una oficina del gobierno de Italia (Monopolio di Stato) encargada de introducir, promocionar y comercializar los tabacos de la península. A la habitual venta de productos típicos en los resturantes de colectividad se suma un dato que ayuda a revelar la identidad del misterioso espécimen tabacalero: la ironía plasmada al decir que los cigarros "son menos venenosos de lo que parecen". Según mi modo de entender, la frase, por lógica, habla de toscanos (2).


Luego de entrar en ambiente cenando un plato de spaghetti me dispuse a realizar una degustación alegórica echando mano a los elementos más genuinos que tenía a disposición: una vieja botella holandesa de curaçao y un legítimo Antico Toscano de manufactura itálica. El licor de Holanda fue adquirido a través de internet a un particular y pertenece a la legendaria casa Bols de Amsterdam. Como todo buen ejemplar de su categoría, presenta el tipico aspecto cromático incoloro (3) y sabores que retrotraen a otros tipos y marcas que tienen cierta familiaridad de estilo, como el Grand Marnier o el Cointreau. Rico, dulce, de marcada untuosidad y bien espirituoso, fue un excelente compañero para el toscano, dotado a su vez del perfil que le es tan propio y característico: potencia nicotínica, intensidad de sabor y ese inconfundible tono ahumado que proporciona el curato a fuoco del tabaco Kentucky. Personalmente creo que Watson hizo caso al consejo de Holmes, es decir que ambos fumaron aquellos cigarros del propietario. Algo muy coherente con sus respectivos gustos en tabacos para pipa, ya que tanto uno como otro consumían especímenes que se contaban entre los más potentes del mercado.


Puede decirse que, en mi caso, la sobremesa acabó siendo mucho más fastuosa que la propia comida por la excelencia de los ejemplares degustados. ¿Habrá sido así en el Goldini?


Notas:

(1) Algo semejante ocurre con el restaurante Marcini mencionado en El sabueso de los Baskerville.
(2) Debido a su formato singular, no caben dudas de que los toscanos deben haber llamado la atención del público británico acostumbrado a los modelos habaneros tradicionales (más información en la monografía).
(3) Lamentablemente abundan las siniestras versiones del llamado "blue curaçao", obtenidas mediante colorantes artificiales.


Un ilustrador costumbrista en el Strand Magazine

Sidney Paget (1860-1908) fue un ilustrador británico cuya celebridad cobró vuelo a partir del prolífico trabajo realizado como dibujante del Strand Magazine (1). De acuerdo con la compulsa plasmada por www.arthur-conan-doyle.com, su labor acredita un total de 594 ilustraciones, incluyendo relatos holmesianos (356) y no holmesianos, cifra que lo ubica segundo en la lista cuantitativa entre todos los dibujantes históricos del gran detective (2). Aunque existieron decenas de artistas gráficos anteriores y posteriores haciendo la misma tarea en diferentes medios, sólo él ha logrado perpetuarse en el tiempo como el ilustrador de Sherlock Holmes por excelencia. De hecho, en las décadas subsiguientes a su muerte, muchos colegas no hicieron otra cosa que volver a dibujar las mismas escenas recreadas originalmente por Paget, imitando incluso ciertas técnicas como el trazo y el sombreado. Desde luego, ninguno de ellos logró reproducir la atmósfera "perfecta" del relato detectivesco sherlockiano, y sobre eso existe una coincidencia casi unánime entre los entusiastas del tema.


¿En qué radicaba el "estilo Paget"? Al decir de algunos expertos, sus dibujos dejan entrever cierto tono profundamente sombrío (3), a tal punto que muchos dicen encontrar allí la matriz que alimentaría más tarde no sólo a las múltiples versiones de Holmes en el cine y la TV (eso es innegable), sino además a todo el llamado cine negro del siglo XX. Ahora bien, a los efectos de este blog, lo interesante es el hecho de haber interpretado muchas de las caractérisitcas visuales mencionadas por la pluma de Doyle, dándole a su trabajo un valioso carácter costumbrista. En buena medida le debemos numerosas certezas sobre el ambiente que rodeaba a Holmes, como su vestimenta (la capa, el gorro de caza) o ciertos detalles relativos a las costumbres tabaquísticas y gatronómicas victorianas. Por ejemplo, gracias a Paget podemos especular sobre la forma, el tamaño y el modo de sostener las pipas (lo cual permite, muchas veces, saber si eran de madera o de arcilla) o apreciar la vajilla que presentaba la señora Hudson en la mesa de Baker Street.


Hay cierta leyenda muy conocida según la cual su contratación por el Strand Magazine se debió a un curioso error. Sidney Paget tenía dos hermanos, Walter y Henry, también ilustradores. De acuerdo con este mito, la carta con el ofrecimiento original estaba dirigida a su hermano Walter, pero fue Sidney quien la abrió y terminó postulándose para el trabajo. Aunque no existe prueba alguna al respecto, la fábula cobró entidad y aún hoy es propalada como un hecho verídico. Pero hay otra que merece atención por sus visos de verosimilitud. En Estudio en Escarlata, Doyle hace una descripción bastante precisa sobre los rasgos físicos de Sherlock Holmes (4). Obviamente, a Sidney Paget le cupo la misión de retratarlos en el papel, y según parece se inspiró en alguien que conocía bien: nada menos que su hermano Walter... A pesar de haber sido desmentida años después, el parecido entre ambos personajes (el real y el ficticio) es tan asombroso que vuelve muy atendible la versión. Quien esto escribe, por cierto, la considera verídica, sea porque lo hizo consciente o inconscientemente.


Ya lo sabemos: esos dibujos con la firma inconfundible S.P. que adornaron las páginas del Strand son también invalorables vestigios de una época.

Notas:

(1) En el siguiente enlace hay un catálogo completo:
(2) El primero es Leo O'Mealia, quien realizó 816 ilustraciones para tres publicaciones norteamericanas en la década de 1930: The Atlanta Constitution, The Boston Globe y Chester Times. De todos modos, cualquier comparación con Paget carece de sentido por tratarse de un estilo gráfico tipo historieta, bien diferente al diseño del Strand.


(3) Todos los dibujos originales son en blanco y negro. En años recientes han sido coloreados con propósitos artísticos, como algunos de los que visten esta entrada.
(4) Citando textualmente distintos fragmentos: muy delgado, su altura sobrepasa los seis pies (1,82 mts). Ojos grises, mirada aguda y penetrante, nariz fina y aguileña que le da al conjunto un matiz de viveza y resolución.