Como bien sabe cualquier
aficionado sherlockiano medianamente ilustrado, Estudio en Escarlata
y El hombre con el labio retorcido son dos historias del canon (una
larga y otra corta), publicadas en 1887 y 1891 respectivamente. En la primera, el acusado Jefferson Hope refiere
haber pasado de manera episódica por determinado lugar que señala
como palacio de gin. En la otra, Watson emprende una búsqueda de
paradero por los barrios más peligrosos de la capital británica.
Posteriormente relata lo siguiente: Upper Swandam Lane es un callejón
vil que se esconde tras los muelles que bordean el río al este del
Puente de Londres. Entre una tienda de baratijas y una tienda de gin
encontré el antro que buscaba. Desde luego, los comercios de bebidas
presentan un interés especial para la temática que nos convoca en
este blog. Veremos a continuación que los llamados "palacios de
gin" (gin palaces) o "tiendas de gin" (gin shops)
fueron establecimientos típicos de las actividades
nocturnas en la gran capital británica.
Durante las primeras décadas del siglo
XIX comenzaron a aparecer novedosos emprendimientos llamados
inicialmente bares de gin. No obstante su nombre, estaban obligados a
ofrecer otras bebidas alcohólicas (vinos, cerveza) para conseguir la
correspondiente licencia de funcionamiento. Como bien asegura el
especialista Pete O'Connell (1), eran elegantes sitios que buscaban
cambiar el estigma sórdido del gin (bebida de las clases bajas)
ofreciendo locales acogedores y bien iluminados. (...) El título de
"palacio" se lo ganaron no sólo por su enorme tamaño sino
también por la decoración. Las paredes estaban adornadas con
vidrieras y mosaicos mientras espejos y paneles de caoba tallados
ocupaban su lugar en cada barra pulida. Con el correr de los
decenios, muchos empezaron a perder ese halo fastuoso junto con el
apelativo palaciego, para convertirse simplemente en "tiendas".
Decadencia acentuada, seguramente, por la invariable ubicación
dentro de los barrios portuarios signados por la pobreza y el delito,
tal cual describe Watson en su evocadora reseña.
Saliendo del mundo literario para
ingresar en sus alegorías del cine y la televisión, hay numerosas
ocasiones en la saga de Sherlock Holmes que ofrecen vistazos
relacionados con el ambiente nocturno que pretendemos analizar. Pero
ninguna logra resultados tan acertados como la película A Study in
Terror (1965), donde podemos observar al gran detective (John
Neville) y su inseparable compañero de aventuras (Donald Houston)
dentro de un ámbito que se ajusta perfectamente a lo que parecen
haber sido los palacios de gin en tiempos de la Reina Victoria. La
secuencia se inicia con una vista exterior del local, emplazado en
cierta esquina coronada por un cartel que reza Angel & Crown.
Además de los elementos decorativos históricos, el interior
reproduce muy bien el bullicio y la atmósfera "pecaminosa"
que cabe esperar en una actividad de semejante naturaleza. Otros
detalles logran consolidar ese efecto de lugar y época, como el
heterogéneo origen social de los parroquianos -vestidos con muy
distintos grados de elegancia- y la oferta de los destilados más
populares (whisky, brandy, gin) dispuestos en sendos barriles.
Lo hemos dicho muchas veces: la pluma
de Doyle no solamente ofrece suspenso, intriga y tramas
detectivescas, sino también invalorables postales de su tiempo.
Notas:
(1) Editor de VinePair.com
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