221pipas, la monografía

Comiendo durante el "gran hiato": un guiso especiado con el Califa de Jartum (degustación)

De acuerdo con los pormenores de su propio relato, el Tibet fue la primera región del mundo visitada por Sherlock Holmes luego del incidente con el profesor Moriarty en las cataratas de Reichenbach (paso por Londres mediante) y también el lugar donde residió dos años, aunque no se quedó allí. En palabras del protagonista: luego pasé por Persia, visité La Meca e hice una breve pero interesante visita al Califa de Jartum, cuyos resultados he comunicado al Ministerio de Asuntos Exteriores (1). Este último tránsito por la capital sudanesa despierta especial interés al constituir una de las varias ocasiones en las que el detective de Baker Street desarrolla tareas de espionaje para su país en territorios extranjeros, justificadas aquí por la llamada Guerra Mahdista. Dicho acontecimiento histórico resulta típico de la expansión colonial europea durante el siglo XIX y se desarrolló a lo largo de casi dos décadas completas (1881-1899) involucrando tanto al Reino Unido y Sudán como a Bélgica, Italia, Egipto y Etiopía.


Las hostilidades tuvieron bastante repercusión internacional como para generar coberturas de prensa en Europa y Estados Unidos, así como obras de teatro con majestuosas puestas en escena (2). El arribo de Holmes coincide con cierta calma ocasionada por la retirada temporal de los británicos, pero el hecho de presentarse bajo identidad falsa en una nación hostil y ante el mismísimo Califa (3) implica la asunción de riesgos verdaderamente notorios. Sin embargo, en este espacio no analizamos tales episodios sino las costumbres gastronómicas de la época. Nuestra especulación es la siguiente: si viajó por tierra (seguramente en caravana de camellos) estuvo obligado a pasar varios días dentro del vasto territorio sudanés y debió probar alguna vianda característica de esas tierras. No hace falta investigar demasiado para toparse con la kamounia, uno de los platos más frecuentados por las cocinas del norte de África, que consiste en cierto guiso con hígado y carne de res junto a una salsa bien condimentada en especias, particularmente comino y pimentón.


Para preparar la kamounia se necesita hígado, carne vacuna, tomate picado, puré de tomates, comino (la especia prevalente), pimentón, cúrcuma, ajo, perejil, aceite de oliva, pimienta y sal. Cortados los elementos sólidos en trozos pequeños se doran con el tomate picado, ajo y aceite de oliva, luego se incorporan el puré y las especias con la posibilidad de ir agregando agua si la salsa se reduce demasiado o según la consistencia deseada. La cocción completa dura entre 20 y 30 minutos, durante los cuales se añaden sal y pimienta a gusto. Finalmente se sirve y se espolvorea con perejil. Como ocurre con cualquier tipo de guisado, los eventuales agregados o acompañamientos son casi infinitos y no tienen más limitaciones que el gusto personal: pimientos verdes, papas, otras hortalizas, arroz blanco y un largo etcétera. Personalmente preferí presentar el resultado final del modo más sencillo, respetando su espíritu basado en la textura de las carnes y el sabor estimulante de las especias.


Creo que así lo disfrutó Holmes, tal vez durante el descanso nocturno en las tiendas nómadas, quizás a bordo de una embarcación del Nilo o incluso en el palacio del Califa, pero siempre con el mismo espíritu observador, audaz y aventurero.

Notas:

(1) Detrás de esa descripción tan genérica y escueta se esconde un itinerario digno de Marco Polo, que cabe suponer fue realizado en buena parte por tierra, sobre todo durante la segunda etapa. Según el mapa político actual, comienza con un largo trayecto de Londres a Nepal y luego se va moviendo de regreso hacia occidente por Irán y Arabia Saudita. De ahí pasa al África para llegar hasta Sudán, posiblemente por la ruta Sinaí-El Cairo y posterior navegación del Nilo, o tal vez atravesando el Mar Rojo.
(2) Aquellas representaciones tuvieron su correlato muchas décadas después en la película Khartoum (1966), que narra la desafortunada campaña del general Charles Gordon en 1885.


(3) En esos días ejercía el liderazgo del califato Abdallahi ibn Muhammad, cuyo mandato se extendió desde 1885 hasta 1899.

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