221pipas, la monografía

La aventura del humo acre

Espero que no haya aprendido a despreciar mi pipa y mi lamentable tabaco. Así define Sherlock Holmes su modesta picadura en el relato La piedra Mazarino mientras dialoga con Watson. ¿Por qué razón utiliza un apelativo casi lastimoso para referirse al producto que consume tan profusamente? En la monografía Un estudio en Tabaco intentamos esclarecer esa y otras cuestiones vinculadas al humo tabaquístico del gran detective mediante un cruzamiento de citas ficcionales y elementos históricos bien documentados. Incluso se incorpora cierta hipótesis respecto a las razones por las cuales Arthur Conan Doyle eligió el tabaco shag (y no otro) como favorito de su personaje estelar. Todo eso sin perder el hilo temporal que conduce la investigación a través de antiguas referencias bibliográficas plasmadas desde la segunda mitad del siglo XVIII hasta finales del XIX. Semejante periplo transcurre también  entre pormenores referidos al período en que la denominación shag escondía un trasfondo de adulteraciones, contrabando y evasión fiscal.


Una de las acepciones del término shag es "pelusa", claramente indicativa del corte formado por hebras extremadamente angostas, aunque el significado original del vocablo fue modificándose a lo largo del tiempo según se presentaban distintas coyunturas en la industria tabacalera británica. De manera lenta pero sostenida, aquel producto con apariencia casi capilar pasó a ser el más simple, fuerte y barato del mercado sin importar el aspecto de su confección (ya no era necesariamente finito), convirtiéndose en un comodín de las clases trabajadoras por su precio accesible y su carácter rústico. De hecho, los registros de la época indican que el shag representaba por sí solo más de la mitad del mercado tabacalero del Reino Unido. Muchas veces, lamentablemente, esa masividad lo hizo un vehículo ideal para los negocios turbios: como señalamos antes, no faltaron en su evolución histórica épocas de ingresos clandestinos, fraudes impositivos y adición de componentes ilegales para ganar peso y bajar costos, algunos de naturaleza tan burda como la arena o la papa molida.


La composición de materias primas y variedades involucradas en la mezcla durante las últimas décadas decimonónicas es otro punto abordado en el estudio. No debemos olvidar que Gran Bretaña era entonces la mayor potencia económica y mercantil del mundo con acceso a una extraordinaria multiplicidad de procedencias tabacaleras. De esa manera es posible encontrar datos sobre orígenes tan diversos como pueden serlo distintas regiones de América del Norte, América del Sur, África y Asia. Sin embargo, los documentos del pasado no alcanzan para tener una visión completa del tema. Sondear los aromas y sabores de la pipa holmesiana implica además algunos ensayos sensoriales a fin de encontrar posibles semejanzas con los tabacos de nuestro tiempo, tarea ya realizada en 221pipas y vuelta a reseñar en la monografía con el fin de ofrecer algún punto de vista más integral y definitivo. 


Así como miles de aficionados buscan satisfacer su interés visitando distintos sitios de Londres, desde aquí nos hemos propuesto acercarnos al detective victoriano por medio de sus artículos de consumo predilectos, como el tabaco, tantas veces delineado por la pluma de Watson en base a su fortaleza y acritud. En definitiva, ¿cómo era el shag de Sherlock Holmes? En Un estudio en Tabaco sugerimos algunas respuestas.

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