221pipas, la monografía

El detective y el doctor, dos oófagos consumados

Ya hemos analizado a través de una entrada subida hace pocos meses -preparación y degustación mediante- la importancia del desayuno en el mundo victoriano real y en la saga sherlockiana ficcional. El repertorio de relatos canónicos está salpicado de citas sobre ese momento cotidiano en el que abundan las viandas e infusiones de época y lugar. El té, el café, el jamón, el tocino y las tostadas se cuentan entre los elementos más asiduos, pero todos ellos quedan opacados frente a los huevos, visitantes continuos de las mesas frecuentadas por Holmes y Watson, no sólo en el célebre domicilio de Baker Street 221b (donde brillaban las buenas artes de la señora Hudson) sino también en otras ubicaciones distantes de la metrópoli. Así, por ejemplo, en los relatos El signo de los cuatro, El pulgar del ingeniero, El tratado naval, El negro Peter, El puente de Thor y El pintor retirado tenemos alusiones enfocadas en el reducto londinense del detective, mientras que en El valle del terror podemos observar a los productos de granja formando parte de una merienda servida en la posada El escudo de Westville, del pueblo Birlstone.

Alguna referencia resulta incluso desarrollada más allá de la cuestión puramente gastronómica que nos atañe en este blog. En El puente de Thor Holmes realiza cierta reflexión "sesuda" mientras lee el periódico matutino junto a Watson, refiriéndose a las noticias del día: hay poco que compartir, pero podemos discutirlo cuando hayas consumido esos dos huevos duros con los que nos ha obsequiado nuestra nueva cocinera (1). Incluso un acto tan trivial como cocinar un huevo exige una atención consciente del paso del tiempo... En cuanto a los modos de cocción, las pocas alusiones puntuales que se pueden localizar hablan exclusivamente de huevos duros o revueltos, si bien las costumbres culinarias del período llevan a suponer con alto grado de convicción que también se los preparaba fritos o poché. De un modo u otro, lo cierto es que dentro de las 60 historias originales la delicia aviar no tiene parangón entre los ingredientes típicos del full english breakfast.

La televisión y el cine tampoco dejaron de poner énfasis en la primera comida del día que disfrutaban los protagonistas de la epopeya holmesiana, desde la primitiva serie protagonizada por Basil Rathbone y Nigel Bruce en la década de 1940 hasta las más recientes películas de Robert Downey Jr y Jude Law del siglo XXI, pasando por los buenos seriales producidos en las décadas de 1960 y 1980 encabezados por Peter Cushing y Jeremy Brett. Precisamente en estos últimos (que cuidaban con bastante esmero los detalles escenográficos) puede observarse un curioso e interesante utensilio muy propio de las mesas victorianas pudientes: el hoy llamado posa huevos (2), consistente en una especie de copa en la cual se sirve el producto para ser roto suavemente por la cáscara y consumido con cuchara. Huelga decir que la alternativa solamente es practicable si los huevos son preparados según la modalidad poché, ya que en caso de ser duros no resulta funcional (necesariamente hay que agarrarlos con las manos al pelarlos) y directamente imposible para los prototipos fritos o revueltos.

Sherlock Holmes y John Watson, dos oófagos empedernidos. Una mirada diferente de su vida cotidiana y del día a día en la Inglaterra del siglo XIX.

Notas:

(1) Esta "nueva cocinera" aparece sólo en ese relato, perteneciente al último grupo de historias escritas por Doyle en la década de 1920. No hay otras especificaciones posteriores, por lo cual dicha aparición quedará para siempre en el terreno de las suposiciones, al igual que la respuesta al siguiente interrogante: ¿había contratado la señora Hudson una empleada para hacerse cargo de las labores gastronómicas?

(2) El simpático instrumento ha vuelto a ser moda, aunque supongo que hoy persigue una finalidad puramente decorativa. Buscando "posa huevos" en internet aparecen numerosas imágenes de modelos cerámicos, plásticos y metálicos con diseños tradicionales o vanguardistas

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