221pipas, la monografía

En busca del tabaco "shag" - Versión III (degustación)

Samuel Gawith es una legendaria fábrica inglesa de tabacos situada en la localidad de Kendal, que aún elabora su producción con métodos antiguos. ¿Qué tanto? Algo así como dos siglos a juzgar por la presunta fundición de cañones napoleónicos que dio origen al metal de sus maquinarias más viejas. Mito o verdad, lo cierto es que el año 1792 resulta aceptado como data originaria de la firma, sumado al hecho de ser reconocida como la última tabacalera británica que continúa utilizando procedimientos artesanales e históricos (1). Bien entendida, semejante "vetustez" industrial nos viene como anillo al dedo para encarar la tercera y última versión en nuestra búsqueda sensorial del tabaco shag que fumaba Sherlock Holmes. En las dos entradas anteriores analizamos sendos ejemplares argentinos cuya presunta semejanza residía en perfiles de potencia, rusticidad y sencillez, pero ahora nos centraremos en las cuestiones cronológicas y geográficas que implican degustar un genuino producto británico manufacturado a la usanza de antaño. Para la ocasión seleccioné el Samuel Gawith Full Virginia Flake basándome en los registros del siglo XIX que señalan una presencia mayoritaria de la variedad Virginia en el shag de la época (2). En forma adicional, la etiqueta incluye una típica estampa del detective con su pipa y su gorra de caza, lo cual vuelve casi imposible evitar una inmediata empatía. Su presentación pertenece al tipo llamado flake en la jerga del sector, equivalente a una serie de "pastillas" delgadas de tabaco prensado más o menos irregulares.

Para fumarlo es necesario deshilvanar primero las hebras que lo componen y luego cortar éstas en pequeños copos que son, finalmente, los que llegan hasta la pipa. Semejante producto no es sencillo de mantener en combustión durante las primeras pitadas debido a su alto grado de humedad (contrario, en principio, al modelo sherlockiano), aunque una vez carbonizado no presenta mayores problemas. Esto nos lleva a su faz aromática y gustativa. Es intenso y complejo; en crudo posee notas que personalmente defino como "membrillo" y al fumarlo aparecen acentos de buen tabaco natural (no tostado, no ahumado, no endulzado), corpulento sin ser picante, rico y perdurable. Con todo, lo más atrayente para nuestro propósito es que tiene las cualidades emblemáticas de los viejos tabacos para pipa seleccionados, añejados y procesados con ese esmero que la industria moderna perdió hace tiempo. Como muy bien señala un lúcido usuario del sitio www.tobaccoreviews.com al decir: es un tabaco de la vieja escuela en el sentido más puro, (...) preparado por una empresa de la vieja escuela, que utiliza métodos de la vieja escuela. Aunque, desde luego, la cosa no es tan simple. Hay una evidente falla estructural que lo separa de las reseñas del doctor Watson: es demasiado bueno...

Al finalizar esta cata cabe preguntarse si entendemos un poco mejor cómo era el tabaco más módico y elemental que se comercializaba en Reino Unido a fines del siglo XIX. Es difícil afirmarlo con certeza, aunque considero haber develado "un poquito" del misterio shag en cada una de las tres degustaciones realizadas al efecto. En la primera abordamos la cuestión desde el costado del precio mínimo y la absoluta rusticidad de un espécimen compuesto por sobras de cigarros puros. En la segunda mezclamos cierto tabaco de calidad modesta con picadura criolla que aportó la necesaria cuota salvaje y agreste. En la última degustamos un legítimo y acreditado virginia puro fabricado en Inglaterra con métodos que vienen de lejos en el tiempo. Seguramente el shag victoriano era -a su manera- ninguno de ellos en particular y un poco de todos en general: simple, ordinario y tosco por un lado, pero también corpóreo y duradero por otro. Y más que nada, con sabor muy inglés.

Tal vez algún día encontremos nuevas evidencias que nos hagan probar otro producto en el afán de entender el humo del gran detective creado por Arthur Conan Doyle. Y así lo haremos, llegado el caso, sin dudar un instante.

Notas:


(1) Hace ya varios años, el foro de internet El Rincón de la Pipa presentó un excelente testimonio fotográfico obtenido in situ. La sola observación del mismo ahuyenta cualquier duda sobre la antigüedad de la empresa y sus métodos artesanales: Samuel Gawith, reportaje fotografico de Marcelino Piquero (foroactivo.com)
(2) Mayoritaria aunque no exclusiva. De hecho, hacia fines de la centuria los indicios documentales señalan que el shag se había vuelto bastante "mestizo" en cuanto a tipos, calidades y procedencias (para más datos ver monografía).

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