Todos los indicios sugieren que
Sherlock Holmes contaba con un único ejemplar de arcilla entre su
variedad de pipas. Esto puede establecerse a partir de las menciones
canónicas que señalan inequívocamente a "la pipa" o "su
pipa" de arcilla (1). No hay otros pormenores relativos al
formato, el tamaño o el aspecto visual, excepto dos fragmentos que
hablan de una negra pipa de arcilla, ubicados en La liga de los
pelirrojos y El sabueso de los Baskerville. Por este motivo, muchos
entusiastas consideran que el objeto en cuestión era íntegramente
de ese color. Pero cabe preguntarse lo siguiente: ¿se refería el
autor a una pipa de color negro en el sentido cromático preciso o
más bien a una pipa manchada y ennegrecida por el uso? La intención
de esta entrada consiste en analizar dicho tópico mediante algunos vestigios históricos, la experiencia de un
ejemplar propio y el simple sentido común. Como veremos, nuestras
conclusiones nos llevan a enunciar que la pipa de arcilla del
detective era, en realidad, de color blanco muy deslucido por
el inveterado desaliño de sus utensilios para fumar.
La arcilla para fabricar
pipas se llama caolín y su color natural es un blanco muy puro,
intenso, casi saturado (2). Dicha característica no se modifica en
absoluto durante el proceso de manufactura, por lo que todas las
pipas de arcilla son blancas de fábrica, aunque pueden colorearse
mediante el esmaltado en un proceso posterior. Sin embargo, esta
modificación puramente ornamental pocas veces se lleva a cabo y la
inmensa mayoría de los ejemplares ha salido siempre a la venta con
su aspecto original. Las evidencias de la época son bien
contundentes: tanto los hallazgos arqueológicos como las fotografías
antiguas muestran con claridad el aplastante (casi excluyente)
predominio de pipas blancas entre los hábitos victorianos. ¿Qué quiso decir entonces Watson en aquellas dos
oportunidades con lo de negra pipa de arcilla? Como apuntamos al
principio, no se refería literalmente al color negro homogéneo sino
a un objeto sucio, descuidado, oscurecido y manchado por los residuos
del tabaco, especialmente el alquitrán remanente de la combustión.
El adjetivo negro cobra en estos casos un tono peyorativo relacionado
con la falta de higiene, del mismo modo que decimos que los puños o
el cuello de una camisa están "negros" por la
suciedad, aunque no nos estemos refiriendo a ese color en el sentido
literal.
Lo antedicho tiene bastante lógica
considerando el carácter bohemio de Holmes frente a sus
efectos tabaquísticos personales, pero no está de más confirmarlo con un
experimento del mundo real. Para ello no hice otra cosa que
comportarme como él, dejando de efectuar limpiezas al ejemplar de mi
propiedad durante algún tiempo. El resultado puede verse en las
imágenes siguientes, que contrastan la pureza inmaculada
del blanco en la pipa nueva con el semblante negruzco y desaseado de
la pipa usada. Pero todavía queda un detalle más que echa por
tierra definitivamente la hipótesis de la pipa coloreada
con esmalte negro. En el relato Un caso de identidad aparece otro comentario de
Watson sobre la arcilla del detective, cuando se refiere a ella como
"vieja y aceitosa". Es imposible apreciar ese detalle
(visible por manchas oscuras y signos de decrepitud) en una pipa de color negro. El único modo de distinguir tales rasgos visuales es por contraste con otro color más claro de fondo, en este caso, el blanco.
Planteado, explicado y confirmado:
Sherlock Holmes fumaba una pipa de arcilla blanca, o una que al menos
tuvo ese color en sus orígenes. Así era él, tan prolijo en sus
pensamientos, tan despreocupado a la hora de echar humo.
Notas:
(1) Para un desarrollo más extenso de
tipos y cantidades ver la monografía de 221pipas.
(2) En esta foto de un yacimiento de
caolín se puede observar su formidable blancura.
(3) En caso de estar sucia, la caolinita (principal componente mineral del caolín) se blanquea acercándola a la llama directa. Esa es la única forma de limpiar las pipas de arcilla: poniéndolas sobre el fuego durante un buen rato.