En entradas pasadas nos hemos
referido al dueto de películas protagonizadas por Robert Downey Jr.
estrenadas hace poco más de una década con gran suceso comercial:
Sherlock Holmes (2009) y Sherlock Holmes, Juego de Sombras (2011).
Ambas piezas constituyen un buen material para este blog, ya que
resultan muy prolíficas en cuanto a los elementos gastronómicos y
tabaquísticos que acostumbramos analizar. Hay en ellas menciones y
escenas relativas a restaurantes, comidas, bebidas y tabacos, sin
olvidar desde luego las pipas que toda pieza del género holmesiano
debe incluir para ser considerada mínimamente genuina, al menos para
quien suscribe. En el caso que nos ocupa podemos decir que la gracia
no está tanto en la variedad, sino en lo singular y colorido de los
modelos elegidos para adornar la figura del gran detective. De hecho,
a mi entender, ninguna producción ha sido tan original al respecto.
Varios filmes y series lograron presentar un repertorio pipero
bastante amplio, pero veremos a continuación que en el caso de
Downey Jr. hay un par de curiosidades para destacar por su carácter
infrecuente.
Comenzaremos por los dos ejemplares que
muestran el costado inaudito del que hablamos, plasmados en la
secuela del año 2011. El primero se presenta en la parte inicial de
la película, donde vemos al personaje central disfrazado de
inmigrante chino. En cierto momento, durante el transcurso de una
subasta pública, las circunstancias lo obligan a provocar
intencionalmente un principio de incendio recurriendo a su pipa de
bambú, cuya identidad queda bien revelada no obstante lo breve del
pantallazo. La cosa adquiere mucho sentido considerando la citada
simulación de identidad, dado que el bambú es originario del
extremo oriente. Más tarde, en medio de balaceras a bordo de un tren
(y con Holmes disfrazado de nuevo), podemos apreciar otra cachimba no
menos desusada en las historias de nuestro héroe: una pipa india,
llamada así por no por la antigua colonia británica de Asia sino
por corresponder a un formato típico de los nativos americanos.
Eventualmente se la conoce también como pipa cherokee, pipa lakota
o pipa sioux, aunque existen diversas matrices con distintos tamaños
y decoraciones (1). No hace falta remarcar que ningún relato
canónico presenta nada por el estilo, ni tampoco otras obras del
cine o la televisión. Lo que se dice toda una audacia creativa.
Por supuesto, nunca faltan los arquetipos
clásicos consustanciados con el estilo europeo. Así sucede en
muchas escenas del primer film que contienen la pipa recta de estilo
tradicional, líneas sobrias y tamaño regular. No es difícil hallar
su filiación marcaria y modelo exacto gracias a numerosos
aficionados expertos que vuelcan sus conocimientos en la web: se
trata de una reconocida Savinelli King Cross Featherweight. A
diferencia de las inusuales rarezas reseñadas antes, esta pipa
remite a algunos de los dibujos realizados por Sidney Paget para
adornar los textos primigenios publicados a fines del siglo XIX.
Finalmente, breves instantes antes del cuadro final en Juego de
Sombras, Holmes hace uso de cierto espécimen muy elegante y
estilizado: la pipa Butz Choquin L1116, que contiene algunos rasgos
de las alargadas churchwarden dentro de un tamaño más reducido.
Para quienes no están en el tema, tanto Savinelli como Butz Choquin
se cuentan entre los rótulos de mayor calidad y prestigio a nivel
internacional. Tratándose de una superproducción millonaria, al
parecer, no escatimaron en gastos.
Otra faceta del detective analítico y
sagaz por antonomasia en la pantalla grande. Las dos cintas han sido
elogiadas por algunos y defenestradas por otros sin detrimento de una
recaudación que las convirtió en éxitos resonantes. Desde aquí
podemos asegurar que con las pipas, al menos, lograron cierto toque
de distinción.
Notas:
(1) No es difícil obtenerlas en
nuestros días, nuevas, a precios muy módicos. Se fabrican con
diferentes maderas, múltiples ornamentos tallados y dimensiones casi
siempre pequeñas.
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