221pipas, la monografía

Una daga voladora en el roast beef de la señora Hudson (degustación)

Más allá de su conocida trayectoria en el cine de terror personificando todo tipo de monstruos y villanos, Christopher Lee (1922-2015) fue un actor polifacético, ya que también compuso roles de militares, marineros, espadachines, policías, sacerdotes, médicos, reyes, aristócratas, estadistas y magos. Como si fuera poco, su carrera incluye la participación en varias películas sherlockianas encarnando diversos personajes del canon: hizo de Sherlock Holmes (tres veces), de Mycroft Holmes y de Henry Baskerville (1). Dentro de ese grupo nos interesa una curiosa producción en blanco y negro del año 1962 que lo tuvo como protagonista, llamada Sherlock Holmes y el collar de la muerte (2). A poco de comenzar el film podemos ver una escena específica con el detective, Watson (Thorley Walters) y la señora Hudson en Baker Street. En cierto momento previo a la cena, los paladines se encuentran efectuando una práctica improvisada de defensa personal cuando la daga que empuña el doctor sale volando y cae encima del contundente plato a punto de ser servido.


Inmediatamente se produce otro suceso -un moribundo en la calle debe ser asistido- que nos permite observar desde mejor perspectiva la bandeja de servicio. En ella vemos claramente el roast beef en cuestión junto a dos recipientes, uno conteniendo papas y el otro algún tipo de adobo en generosa cantidad, tal vez la típica salsa gravy que se sirve para dichas ocasiones. En efecto, el roast beef británico se alza como una tradición gastronómica de los días domingos (sunday roast beef), aunque su popularidad trasciende ampliamente días y horarios. Ahora bien, en los relatos originales de Doyle no existe ninguna mención literal al respecto, pero su presencia se advierte se manera tangencial en la "carne fría con cerveza" de Escándalo en Bohemia y el "trozo de carne entre dos rebanadas de pan" de La corona de berilos. Los elementos para establecer esa relación son incontrovertibles: era un plato casero extremadamente habitual (aún hoy lo es) cuyos sobrantes podían comerse más tarde en forma de rebanadas. Cualquier mención de bocados o sandwiches de carne, por lo tanto, era una referencia alusiva casi segura.


El roast beef completo de hoy suele presentarse con papas, vegetales, yorkshire pudding y la mencionada salsa gravy. Para esta entrada preferí atenerme a la versión cinematográfica, disminuyendo ingredientes y cambiando la gravy por el simple jugo de cocción. Para empezar se necesita un corte de carne homogéneo y voluminoso, como lomo o peceto (tenderloin y round steak en inglés, solomillo y redondo en España, respectivamente). Habiendo optado por el segundo, el resto de la receta no presenta dificultades. Sólo hay que hervir antes las papas unos 6 a 10 minutos para que luego queden doradas por fuera y tiernas por dentro, mientras que la carne puede ser sellada sin necesidad de sartenes o planchas, recurriendo al viejo truco de tener el horno bien fuerte al momento de colocar la preparación para luego moderarlo paulatinamente hasta completar el proceso, que totaliza unos 50 minutos. Al final se sirve en lonchas que maximizan el resultado junto con papas en su punto ideal de cocción, y se echa por encima el jugo o la salsa, en caso de haberla.


Un plato bien característico de la gastronomía esencial del Reino Unido participando en las historias detectivescas más representativas de su literatura. ¿No es acaso un maridaje perfecto?

Notas:

(2) Hay buenas razones para calificarla de "curiosa". Entre otras, podemos citar la multiplicidad de nacionalidades involucradas en su realización, la banda sonora en inglés (que fue rehecha íntegramente a pesar de haberse filmado en ese idioma, por lo que todas las voces son dobladas) y la confusa ubicación temporal de la trama, con detalles victorianos junto a otros de la década de 1930.